¿Te gusta tumbarte al sol sobre la toalla pero tu espalda se resiente y te pide un poco de comodidad? No te lo pienses y deja de maltratar tu cuerpo con posturas que con el tiempo te pasarán factura. ¿Cómo? Eligiendo una silla de playa para tomar esos anhelados baños de sol con los que llevas soñando todo el invierno. Olvídate de los prejuicios y deja de pensar que están hechas solo para los mayores. Todos, también niños y embarazadas, tenemos una silla esperando para disfrutar de la playa más y mejor.
Colorbaby, propietaria de la marca de productos para el ocio, deporte y tiempo libre Aktive, en colaboración con Alejandro Blanco, fisioterapeuta de la clínica madrileña AzRecovery, te ofrecen los mejores consejos para acertar ¡Toma nota!
En qué debes fijarte al comprar la silla de playa
Es increíble la gran cantidad de modelos y tipos que podemos encontrar en el mercado. Aunque lo parezcan, no todas son iguales. Es importante tener en cuenta el material que sea resistente a la humedad, al calor y que se seque rápidamente; su resistencia (el peso que pueden soportar), su comodidad y los extras que la acompañan (reposacabezas, respaldo acolchado…).
Por supuesto, también es básico que sean ligeras de transportar: las de acero y aluminio son la mejor opción. También que se plieguen con facilidad y de forma muy compacta, para que no tengas que hacer un cursillo para saber doblarla ni te vuelvas loco tratando de organizar el maletero. Para Alejandro Blanco es básico que cuente con un respaldo cómodo, acolchado si es posible, y con algún tipo de reposacabezas que asegure un mejor descanso del cuello.
¿Una silla para cada edad?
“Podríamos decir qué sí puesto que hay sillas más pequeñas y estrechas y sillas más grandes y anchas, cada una enfocada más a un rango de edad”, comenta el fisioterapeuta. Pero, en cualquier caso, es clave elegir la silla según nuestra comodidad y preferencias, por lo que no está de más probarla y no elegirla solo por su aspecto.
¿Alta o baja?
Las clásicas tienen una altura de unos 50 cm desde el suelo, aunque ahora hay muchos modelos bajitos que rozan casi la arena y que son geniales para leer o disfrutar del paisaje. Pero, ten en cuenta que son menos cómodas para sentarse y levantarse, así que no serán la mejor elección para los mayores o para personas con movilidad reducida. Lo ideal sería una silla con respaldo regulable que permita modificar la posición siempre que quieras.
¿Silla, hamaca o tumbona?
De nuevo entran en juego las condiciones físicas de cada persona. Para aquellas con un alto grado de movilidad cualquiera es una buena opción. Sin embargo, para las personas con dificultades en la movilidad, se recomienda una silla regulable para evitar caídas o imprevistos con las hamacas y/o tumbonas.
Los extras importan
El mercado cuenta con una amplia variedad de modelos que incluyen reposacabezas, pequeñas sombrillas que protegen del sol en la cara, cojines para las lumbares y hasta posavasos y minineveras. Si lo que buscas es la comodidad, cualquier tipo de soporte para la cabeza, brazos, piernas, columna lumbar, preferiblemente acolchados, son una muy buena opción para generar bienestar y comodidad, evitando rozaduras sobre esas zonas en las que el choque mantenido de la silla contra una superficie ósea pudiera generar algún tipo de estrés.
Los niños también reclaman su silla
Aunque, en general, pasan más tiempo jugando que sentados, ¿por qué no van a descansar cómodamente como los mayores. Lo ideal es que su silla permita apoyar los pies en el suelo y que no queden en el aire. Así, evitaremos que se venzan hacia delante.
Y para las embarazadas…
Sillas altas y anchas en las que descansar cómodamente es un buen punto de partida. También hay que considerar la estabilidad, por lo que es clave que tengan las patas anchas que se hundan lo justo en la arena. Son muy importantes los soportes acoplados a la silla para que las diferentes posiciones en las que se sienten resulten cómodas. Por ejemplo, un buen soporte lumbar y un cojín cómodo que permitan controlar ambas zonas, son unos complementos perfectos.