Bajo la expresión «ropa de casa» englobamos todos esos textiles que usamos a diario como sábanas, toallas y manteles. Se acerca la primavera y es tiempo de hacer limpieza y preparar el hogar para la nueva estación. Aún es pronto para lavar y guardar mantas y edredones, pero ¿por qué no aprovechar para hacer una revisión de la ropa de la casa?
Los expertos de Dalfilo, la firma que pone productos artesanales Made in Italy y de alta calidad al alcance de todos, explican cuáles son las pistas para reconocer si las sábanas y las toallas han llegado al fin de su ciclo.
5 PISTAS PARA SABER CUÁNDO JUBILAR LA ROPA DE CASA
SÁBANAS AMARILLENTAS
Suele ocurrir que alargamos al máximo la vida de las sábanas. Sin embargo, las fibras se desgastan con el tiempo, tanto por el sudor como por los numerosos lavados, y eso se ve y se percibe al tacto. De hecho, con el paso de los años las sábanas blancas comienzan a amarillear. Si nuestros esfuerzos por devolverles su blanco original no dan sus frutos, será mejor deshacerse de ellas. Elegir un producto de calidad y cuidarlo como se recomienda en las etiquetas es la mejor opción para alargar su vida.
SÁBANAS GASTADAS
El desgaste de las sábanas es otra señal de alarma que nos avisa de una sustitución inminente. La higiene de la cama es muy importante, y cuando un tejido empieza a notarse desgastado ya no es capaz de garantizar un buen rendimiento. Hay que recordar que las sábanas se cambian de media una vez a la semana, y que todos estos lavados ponen a prueba la resistencia de las fibras. Invertir en un tejido de calidad, como el algodón percal, permite frenar el proceso de deterioro de estas fibras.
TOALLAS QUE YA NO SECAN
El uso constante junto con los lavados consumen las fibras de los tejidos, y mucho más si son de baja calidad. Al principio es un cambio imperceptible, pero a medida que pasan los años este fenómeno se hace más evidente. Y es exactamente por eso que las toallas pierden su capacidad de absorción y se vuelven inútiles. Cuando toallas y albornoces dejan de cumplir su función es mejor sustituirlos por otros. Aprovechar las rebajas o promociones de ropa de hogar te ayudará a dar el paso (y que no se note en el bolsillo).
TOALLAS QUE HUELEN (Y EL OLOR YA NO SE VA)
Otro gran problema con la ropa de baño son los malos olores. Entre las principales causas se encuentran doblarlos cuando no están completamente secos, dejarlos húmedos en el cesto de la ropa sucia o no tenderlos en cuanto para la lavadora. El olor a humedad que desprenden es definitivamente molesto y, a veces, muy difícil de quitar. Si ya hemos probado con lejía (en el caso de las telas blancas) y vinagre blanco, y el olor persiste, significa que estas toallas ya han acabado su trabajo.
ROPA DE CAMA QUE NUNCA SE USA
La ropa de hogar ocupa mucho espacio, por lo que no tiene sentido llenar los armarios con lo que no usas. Ya sea un precioso regalo de boda o un juego de toallas que salió fenomenal de precio, eso no importa. Puedes proponerte utilizarlo más, pero si tienes claro que no lo vas usar, lo ideal es que le des una mejor vida: puedes regalarlo, donarlo, venderlo o incluso transformarlo. Sea lo que sea, pero haz algo con él. ¡Las cosas están para aprovecharlas!